15 oct 2016

Nobel con rima asonante





Una métrica desmedida. Historia de un Nobel controvertido


"No crees nada, porque se malinterpretará. Y será para siempre. Te perseguirá el resto de tu vida". Estas son las sabias y acertadas palabras que Dylan rubricó allá por la década de los sesenta. Y no desmerecen consideración. La conmoción que ha desencadenado el que este hijo de Minnesota se alzase con el presente Nobel de Literatura, ha alcanzado proporciones bíblicas. Sí, son muchas las críticas que se han arrojado sobre el veredicto acerca del mencionado galardón. Y sí, el resultado de haber fallado en tal sentido ha hecho temblar los tabiques de la cultura internacional. Sobre todo, ante la concurrencia de los otros nominados, cuyo derecho al trono ha sido negado (en algún caso, acariciando la más descarada multireincidencia: caso del nipón Murakami) según algunos, de forma "sesgada".  

Pero echemos un vistazo a la razón de ser de esta polémica decisión. Si nos fijamos en la argumentación que nos proporciona el jurado en su fallo, este fundamenta que Dylan es merecedor del Nobel de Literatura «por haber creado una nueva expresión poética dentro de la gran tradición americana de la canción».

Y es aquí donde el conflicto queda servido. Muchos piensan, y así lo han aseverado, que la música es eso, sencillamente música, y que (consecuentemente) no puede quedar incardinada dentro de esta categoría de los galardones suecos. Estos últimos días, he podido leer hasta ensangrentar mis glóbulos oculares, que "poesía" y "canción" no son equiparables, que son figuras artísticas "distintas" y que, causa causans, aquí radica el error de la decisión del jurado. 




Pero, amigos y amigas, amantes todos del arte en su estado genuino, ¿podemos convenir, de manera unívoca, qué es poesía? Difícil tarea. Muchos compartirán las palabras de Carmen Conde, cuando afirma que "poesía es el sentimiento que le sobra al corazón, y que te sale por la mano". Y entonces, ¿qué cabida tiene la música, como expresión artística, en el concepto de la poesía? Tarea esta, más compleja si cabe. Podría saciarnos la manifestación que E.T.A. Hoffmann hizo en su día, afirmando que "la música empieza donde se acaba el lenguaje".

Y es indiscutible el hecho de que Dylan (pese a quien le pese) es proyección de ambas ideas. Música y poesía son "una" en la gestación de sus trabajos

Ya desde el comienzo de sus andanzas, cuando se sumergió en el ambiente bohemio del "Greenwich Village", dejó su impronta en los círculos culturales e intelectuales de su época. Ciertamente, es en esta época en la que sus primeros trabajos encuentran la simpatía de sus coetáneos. Se codea con revolucionarios, inconformistas y, en fin, con todo un movimiento social de la época. Hasta el punto de (y este hecho bien se ignora por muchos) llegó a ser encumbrado como uno de los iconos de los cambios sociales de su entorno. Creó un sello propio, una forma de componer propia y unas letras (como no iba a ser menos) únicas en su especie. 

De forma inminente, se formó en torno a su figura un hito cultural, un símbolo de masas, que fue capaz de remover a cielo y tierra con el mensaje que transmitían sus composiciones (Y si no, que se lo cuenten a los aférrimos de Martin Luther King, con el cual Dylan compartió escenario el día de su famoso "I had a dream"). Que el mismo aceptase ser receptor de tales reconocimientos es otra historia, que ya tendré ocasión de relatar. 




Pero Dylan, al que le gustaba bien poco etiquetarse (y menos ser etiquetado), no se encasilló en el estereotipo revolucionario. Como todo creador de arte, su estilo fue cambiante. Años después se adentró más en las entrañas del intimismo romático, fruto de su desamor con Suze Rotolo (quien había sido su pareja). Las letras entonces se tornan desgarradas y melancólicas, impregnadas de una singular belleza que encandiló (y sigue haciéndolo) a quienes son su objeto y presa. 

Podría seguir reseñando datos biográficos y demás anécdotas, pero no me pagarán por ello. Entrando de lleno en el meollo del asunto, tengo que decir y digo que disiento (y no lo lamento ni un ápice) de muchas de las afirmaciones que se han vertido por el populacho de las redes sociales. 

Comenzaré diciendo que sí, que es más que probable que este galardón no sea el más acertado para reconocer la carrera de Dylan. Otra cosa será qué argumentos pueden esgrimirse en favor de tal tesis. Y hasta el día de hoy no he visto ni uno solo que merezca mi más fiel aprobación. Afirmar que las composiciones líricas de de Dylan no son merecedoras de ser catalogadas como "poesía" denotan un manifiesto desprecio hacia el arte de la palabra (en todas sus formas); concluir que la composición musical de Dylan es simple, tradicional o derivada, es ya una sórdida sandez, cuyas dimensiones no conocen límite. 



La "poesía" no es un molde en el que encajar ideaciones intelectuales. La "poesía" no debe regirse por normas que traten de encauzarla por el pretendido buen camino. La "poesía" no merece ser objeto de rigorismos que alienen su propio espíritu. Por contra, la "poesía" (el arte de la palabra en si mismo) debe permanecer como esa entidad intangible, ese reducto de canalización de emociones, esa suerte de liberación del alma humana, de la que goza todo mortal; pues sí, somos simples seres arrojados a la existencia. 

Decir que algo no es "poesía" porque no cumple con ciertos requisitos (formales o sustanciales) preestablecidos, es sinónimo de caer en un "fundamentalismo" barato, y de entregarse (en cuerpo y alma) a la simpleza más decadente de la civilización.

Dylan no es un poeta al uso, del corte y confección propio de aquellos que van bajo el manto y yugo de los mentores academicistas. Todo lo contrario. La nota diferenciadora reside en su ímpetu interior, que ansía desmenuzar la razón de su existencia en el mundo, y hallar la respuesta al porqué de su mayor inquietud: su propio yo (y ello pasando, todo sea dicho, por encima de cualquier obstáculo que se le presente en su camino). 

Por eso, proclamar a los cuatro vientos que ni su música ni su lírica son poesía, y por tanto esta razón que invalida el haberle concedido el dichoso Nobel, es lo mismo que negar la naturaleza propia de la "poesía". ¿De verdad un argumento tan mediocre, como lo es el relativo a que la poesía acompañada con música no tiene encaje en esta categoría de los Nobel, pues juega en "otra liga"? A mi me parece un insulto a la razón. ¿Acaso nadie recuerda la tan histórica "poesía trovadoresca"? Sí, sí. Habéis leído bien. Poesía y música en una única manifestación artística (y nada menos que representada en las cortes regias medievales). Corriente esta que es aceptada indubitadamente como estilo literario y poético. Entonces, ¿es menos la poesía musical de nuestro tiempo? Corregidme si me equivoco, pero lo digo claramente: un no rotundo. 

Para acabar, quiero incidir en lo que ya he dicho antes. Quizás no sea el premio más adecuado para reconocer la trayectoria de este coloso musical. No obstante, de esta singular anécdota pueden extraerse varias lecturas. Yo destaco, principalmente, una de las mismas: el hecho del acertado sentido aperturista de la academia sueca, el cual, como era de esperar, choca y entra en pugna con sus adversarios más críticos, que no vacilarán ni un momento en defender a ultranza la única verdad; su verdad. 

Me despido, a la espera del escarnio, no sin antes rememorar unas humildes palabras de Victor Hugo: "la música expresa aquello que no puede decirse con palabras, pero no puede quedar en silencio"

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